
Bakea
Mungía, Bizkaia.
Bakea es un novedoso restaurante ubicado en la localidad de Mungia, en Bizkaia. Con su apuesta por el producto de cercanía, y sus técnicas culinarias avanzadas con toques tradicionales, ha conseguido conquistar a la mayoría de sus comensales, y posicionar a su chef como una nueva promesa de la gastronomía de la zona.
Visitamos Bakea en noviembre de 2024, y vamos a contarte nuestra experiencia en este restaurante, todo lo que comimos, y las cosas que más y menos nos gustaron.
¡Vamos!
Lo que comimos en Bakea

Espinacas a la crema
Aperitivo que nos sirvieron al comienzo de la experiencia, en un vasito alargado. La premisa era comérselo sin ayuda de cubiertos, los cuales no teníamos aún en la mesa, a modo de chupito. La complicación fue que eso no bajaba y hubo que terminar usando los dedos (estábamos advertidos).
Experiencia «divertida» para arrancar la experiencia, aunque el plato es lo que es: unas espinacas.
Antxoa / miel /polen
Estábamos deseando probar su tan afamada antxoa, y la verdad, estaba buena, aunque nada fuera de este mundo en nuestra opinión. Como concepto, bien, pero el resultado nos dejó un poco indiferentes.
Además, cabe mencionar que con los cubiertos que nos dieron en este plato, (aquí ya empiezan los cubiertos, todos hechos por ellos, de los cuales comentaremos más adelante), no fuimos capaces ni de partir, ni de pinchar la antxoa, por lo que hubo que volver a recurrir a las manos.


Yogur / trucha / enebro
El yogur, también casero, que venía servido en un cuenquito de barro lleno de humo, estaba en su punto. Se apreciaba el toque ahumado, el cual nos acompañó en numerosas ocasiones a lo largo de la experiencia.
Pisto bilbaina
Un plato que no sorprendió en exceso. La idea de meter un pisto casero en un «canelón» de huevo sonaba interesante, aunque el resultado fue un poco decepcionante. ¿Está bueno? Sí. Pero, una vez más, es un pisto con huevo que sabe como el casa.


Begihaundi
Una de las propuestas que más nos gustó en cuanto a sabor. Aunque la textura era más como una sopa de tinta con una bechamel de chipirones, algo diferente. Quizá se echaba en falta algo que masticar.
Taller
En este punto de la experiencia, sucede una especie de performance para sumergirte en el mundo del taller que tanto mencionan. Acto seguido, te traen el plato de lentejas que ves en la imagen, y te dicen que intentes adivinar qué son los tropezones que llevan. Te las comes, y están correctas, con un ligero toque a humo, presente en varios platos. Los tropezones, tampoco aportan demasiado.
Después te cuentan lo que es (no haremos spoiler), y, la verdad, te quedas igual. Unas lentejas.


Pez / ajilimojili
El pescado nos encantó. Sin duda fue lo mejor hasta el momento, ya que los anteriores platos, muy a nuestro pesar, no nos sorprendieron.
En nuestro caso el pescado servido fue mero, el cual estaba poquito hecho, como nos gusta, y acompañado de una salsita sabrosa que acompañaba perfecto.
Muy bueno.
Manzana / txarri
Otro que nos gustó mucho. También es verdad que unas manitas, bien hechas, es dificil que defrauden. Y estas lo estaban. Ademas, venian acompañadas por un trocito de manzana asada, la cual, para nuestra sorpresa, complementaba perfectamente el sabor intenso de la elaboración.


Txitxi
La carne fue otro de nuestros favoritos. Carne de caza muy tierna, en su punto perfecto, y bien sazonada. Sin fallos. Acompañada por ensalada de lechuga y cebolla de máxima calidad, km0, y bien aliñadas.
Piparra
Aquí, en nuestra opinión, volvió a flojear el resultado. Si bien la propuesta de un dulce a base de alubias, cubierto en lascas de manteca, y coronado con una piparra encurtida, es original cuanto menos, el sabor y texturas no terminaron de convencernos.


Helado
Los postres, sin embargo, nos encantaron.
El primero, un helado con toques cítricos que combinaba perfecto con la miel con la que lo sirvieron.
Chocolate / setas
Sin duda, lo que más nos gustó de toda la experiencia.
Una crema de chocolate intenso, setas dehidratadas y una especie de dulce de leche casero. Combinación innovadora pero acertadísima.


Oroimena
El último de los postres se trataba de una cuajada con un dulce de membrillo. Simple y buenísimo.
Café
Para terminar a experiencia, nos sirvieron un café de puchero, hecho al estilo tradicional.
Nos gustó el detalle y también el café.
